lunes, 28 de abril de 2014

Taken. Capítulo 14.

Not Porn
Taken. Capítulo 14. "Olivia la suertuda".



--¿Entonces ustedes dos están como… juntos?
Miro hacia Nina. Está ahí, sentada enfrente de mí en el sillón con las piernas cruzadas, mirándome.
--No.
Levanta una ceja, pero lo ignoro y veo el cronómetro avanzar desde mi celular.
--Ya van siete minutosLe digo.
Sonríe.
--Ustedes dos siguen echándose miraditasDice volviendo al tema.
Me limito a mantener mis manos sobre las suyas.
--Nosotros no…
Su mirada de “A mí tú no me mientes” me detiene.
--Okey, igual sí. Pero no significa que estemos juntos.
--¿Liv? No rompas su corazón.
Ahora soy yo la que levanta una ceja.
--¿Que no rompa su corazón? La última vez que chequé, él era el mujeriego que no quería tener novia.
--Ser un mujeriego que no quiere tener novia no es un crimen. No ha tenido las mejores maneras, pero es un buen chico. Él es especial, y no quiero que le des esperanzas y luego decidas que no quieres.
  Casi le quito las manos de encima por la sorpresa.
--Nina, ¿Tienes una cosa por él?
Sus cejas se disparan  hacia arriba y de repente luce muy perturbada.
--¿De Dan? ¡Ew! ¡Asco, asco, asco!
Me echo a reír, aliviada.
--No, el chico es como mi hermano. Nunca podría. Además, estoy con alguien más.
--¿El chico Kyle Sanderson? ¿El de la fiesta?
Asiente, sonriendo.
--¿Dan sabe?
--Dios, no. Probablemente lo golpearía.
--¿No habías dicho que era su amigo?
--Pero eso no importa cuando consta de nosotras. Tiene a todos sus amigos amenazados. Dice que no quiere que estemos con cualquiera de ellos porque no quiere escoger lado si las cosas van mal.
  Lo cual puede ser verdad, porque es racional, pero esta es la cosa sobre Dan: Él no es racional. Sé que la verdadera razón es porque no confía en ningún hombre en esta tierra cuando consta de tratar bien a una mujer, a excepción de Marcus.
--¿No has tenido un novio antes?
--Claro. Pero nadie le dice a Dan. O a papá. Ellos dos conspiran en nuestra contra, y ahora tú estás en el paquete… A menos que estés con Dan. Entonces todo va bien para ti. ¡Lo cual es tan injusto!
  Las dos nos reímos. Miro el reloj y marca 9:49.
Es un progreso. Éstos últimos días sólo he aguantado como cinco minutos antes de que la ansiedad me atrape y me haga retroceder.
  Ally y Maggie bajan las escaleras.
--Chicas, ¿Quieren ir de compras?Pregunta Maggie.
Nina sonríe y se levanta, dispuesta.
--Creo que pasoDigoAnoche no dormí bien y quiero reponerlo.
Maggie frunce el ceño.
--Pero cielo, no me gusta dejarte sola.
Me encojo de hombros.
--Estoy un poco cansada, lo siento.
Lo cual es verdad. Ya he detenido esa cosa de excusas para no salir con ellas porque era incómodo.
--De acuerdoDiceTe traeré algo lindo. Cierra las puertas con seguro. Y tal vez tu padre venga a comer, pero no lo creo, ha estado ocupado últimamente.
  Asiento y paro el cronómetro. Pone 10:40, pero yo sé que me quedé en 9:49. Lo anoto en la libreta, mientras todas van al auto. Me levanto y voy a la cocina a buscarme algo de beber y bostezo. Tal vez tome esa siesta ahora. Subo las escaleras, pero a la mitad, el timbre suena.
  No puede ser Marcus, porque aún es muy temprano. De cualquier manera, voy abajo. Es Dan.
Pues sí.
--¿Y tú desde cuando tocas el timbre?
Se ve tan guapo ahí. Me dan ganas de pasar mis manos por su piel bronceada y luego saltar sobre él.
  Ay, dios.
Me sonríe.
--¿Y desde cuando ustedes le ponen seguro a la mitad del día? Si hubiera sabido, hubiera traído mi llave.
--¿Tienes una llave?
--Claro.
Entra y se sienta en el sillón.
--¿Y dónde está todo el mundo?
--Marcus está trabajando y las chicas se fueron al centro comercial.
--No me malinterpretes, me alegro de que estés aquí, pero… ¿Por qué te quedaste aquí sola? ¿No habíamos acordado que te esforzarías?
--Primero, acordamos eso si yo perdía la apuesta, y todavía sigue. Y segundo, me quedé aquí porque estaba cansada.
Me siento en el sillón enseguida de él.
--¿Pesadillas por las noches?Pregunta, con su ceño fruncido por preocupación.
--Un poco.
Suspira. Mira hacia la mesa y ve mi libreta abierta.
--¿Qué es esto?
--Son mis tiempos. Es un ejercicio que me dijo que hiciera el doctor: Yo toco a alguien y cuento el tiempo. Cuando ya no lo soporte más, me retiro. Hasta ahora llevo unos nueve minutos, casi diez.
--Hay que intentarloDice.
Lo miro dudando, pero él me sonríe.
--Bien. Déjame poner el cronómetro.
Pongo el celular entre nosotros en el sofá, y en cuanto está activado, la nariz de Dan está en mi cuello.
Me congelo, de la sorpresa más que nada.
--¿Qué estás haciendo?Susurro, sintiendo su nariz y sus labios acariciar la piel de mi cuello.
--Estoy tocándote.
Da pequeños besos todo el camino hasta el hueco detrás de mi oreja, y juro que me voy a desmayar. Las sensaciones son tan intensas.
--Esto no es lo que estaba planeando.
Sonríe contra mi piel.
--Yo sí.
Regresa a mi cuello y sigue besando. Muerde levemente y pongo instintivamente una mano contra su nuca, animándolo a seguir. Me pierdo ante cada toque.
Inconscientemente, claro está.
  Me empuja hacia él y entonces… Estoy sentada en su regazo. Como, literalmente sentada: Mi trasero está en sus piernas y las mías salen a cada lado de su costados.
 Qué. Demonios.
--Estás jugando sucioLe digo.
Besa desde mi corazón, por todo el cuello, y hasta llegar a mi barbilla.
--Y tú me dejas.
Touché.
Luego, mira mi boca. Es cuando veo el hambre en su mirada.
--¿Quisieras?Me pregunta.
--¿Qué cosa?
--¿Que te bese?
Me quedo ahí, colgando. Quiero decir que no, porque… Porque no. Todavía estamos conociéndonos. Todavía estoy asustada. Todavía es demasiado pronto.
Pero.
Pero quiero tocar sus labios, de repente. Tengo la extraña  fantasía de inclinarme y morder el labio inferior.
--Yo…
--No quiero que hagas nada que no quieres hacer.
--Es sólo… Yo…
Besa mi nariz dulcemente, y ahí es cuando lo pierdo: Me inclino y toco mis labios con los suyos, cerrando los ojos. Dudo, porque nunca he besado a nadie antes y no sé qué hacer, o no sé si lo estoy haciendo bien. Pero no tengo que preocuparme, porque él inmediatamente toma el control de la situación. Se apodera de mis labios y muerde, lame, besa.
  Me deshace.
Ansiedad crece desde mi espalda y se estira hasta mis hombros, mis brazos y mi pecho. Entonces llega a mi corazón. Pero es diferente esta vez. No es la clase de ansiedad a la que estoy acostumbrada: Esta me hace sentir despierta. Viva.
  Nunca me he sentido tan viva.
Dan se las ingenia para acostarnos en el sofá, conmigo debajo. Estoy perdida en sus labios, y él pierde sus manos debajo de mi blusa. Hago lo mismo porque no puedo mantener mis manos quietas: Voy debajo de su camiseta y toco con mis manos las ondulaciones de sus músculos.
  Agradezco al hombre por inventar las pesas y los gimnasios en general.
Él se levanta, dejando mis labios vacíos y fríos, pero sólo dura un segundo:  Agarra la camiseta del borde y se la saca, arrojándola al otro lado de la habitación.
  Me quedo viendo su pecho.
Hay un hormigueo recorriendo por mi piel, y me hace sentir toda cálida.
Oh.
Oh.
 Miro a su rostro y él me sonríe como si supiera qué estaba pensando.
--Eres un arroganteLe digo, sin aliento.
--Pero a ti te gusta.
--No en verdad, pero viene con el paquete, así que…
Sus cejas se levantan.
--¿Estás admitiendo que te gusta el paquete?
 Mira a su pecho y a sus pantalones, y me pongo roja.
--¡Eres un pervertido!
Sonríe de nuevo.
--Tú eres la que ha dicho lo del paquete.
--No lo decía en esa manera.
Suelta una carcajada y se inclina de nuevo para besarme. Me gusta su peso sobre mi cuerpo, por extraño que eso suene. Quiero decir, soy una chica huesuda (Con caderas picudas, al parecer) y él es más alto, con más músculo, más grande.
 Esta vez, un instinto poderoso me hace ser yo la que lo besa; El cuello y el pecho, y cuando sus manos llegan a levantar mi blusa, es cuando tengo que detener esto.
 Quito su mano de mi blusa y niego.
--Hazte a un ladoLogro articular.
Él se pega contra el sillón y yo me acuesto a su lado.
--Se supone que me esperarías, no que me llevarías al lado oscuro.
--Eh, que tú fuiste la que me besó. Además, lo siento. En verdad. No planeaba llevar esto más lejos de tu cuello.
Se estira a mi lado y siento su peso sobre mi pecho. Huele increíble.  Alarga la mano y toma mi celular.
--¿Qué te parece? 14:23.
Levanto las cejas, en shock.
--¿Es enserio?
Asiente, tendiendo el celular hacia mí.
--Es tu nuevo record, ¿Cierto?
Asiento, y cuando volteo a verlo, veo su mirada de satisfacción y orgullo.
--Realmente eres un creído, sabes.
--¿Tenemos que volver a la conversación del paquete, Livie?
Ruedo los ojos y besa mi sien.
--Pero todavía no estamos juntos, ¿Verdad?Dice.
Niego.
--Nope.
--Okey.
Me sorprendo ante su tono tranquilo. Pensé que al menos se iba a frustrar.
--¿No estás enojado?
--Claro que no: Me gustan estos jueguecitos de hacerte perder el control. Salgo ganando con creces.
Niego con la cabeza, pero apoyo mi peso contra su cuerpo, con la cabeza en su pecho.
Hace una mueca.
--¿Qué?
--Tus caderas picudas.
--Te voy a matar.


                                                           




--Pasas mucho tiempo con AisslinGruñe Dan, en la noche, acostado en mi cama con las manos debajo de su cabeza y viéndome ir y venir por la habitación.
 Con la puerta abierta, por supuesto.
--
¿De qué hablas? Paso todo el día pegada a ti. O tú a mí, mejor dicho.
--Pero… Agh. Supongo que me gusta tenerte para mí.
Me doy la vuelta, con un labio pintado de rosa y el otro no.
--Para.
--¡No estoy haciendo nada!Dice, recostándose sobre sus codos, mirándome a mí.
--Claro que sí. Estás diciendo esas cosas bonitas que me hacen sentir especial.
--¡Pero eso ni siquiera es especialmente romántico! Parece que nadie te ha dicho cuan especial y hermosa eres antes.
   Me pongo roja.
Abre la boca de par en par.
--¿Es enserio? ¿Nadie te ha dicho lo que vales?
--¡Si sigues hablando lo vas a lamentar!
--¡Cristo! ¿En qué clase de mundo de mierda vivimos?
--Dan, cállate ya.
  A muchas chicas les gustan las palabras bonitas, ¿Sabes? Y a mí también, en el interior. Pero principalmente, me aterrorizan. Me asustan. Me hace sentir como si la persona pudiera ver todo en mi interior y no tiene sentido, porque Dan sabe absolutamente todo sobre mí.
--Bien. Pero te voy a decir esto: Cuando estés conmigo finalmente, las cosas aquí van a ser diferentes.
--Estás muy seguro de que voy a terminar contigo.
Sonríe.
.—Claro.
Bufo.
  Termino de pintar mis labios y me siento en la cama para ponerme mis zapatos. Dan me jala hacia atrás y me sostiene entre sus brazos. Río, y él pone sus labios sobre mi frente, y lo siento sonreír.
--Tu trasero se ve bien en esos pantalones.
--Muy bien. Mataste el momento. Ahora sal de mi habitación.
Me levanto y le doy mi mano para que se levante.
¿Esos tres minutos en que lo estuve tocando? No me hacen nada. Puedo aguantar 14: 23, please bitch.
Soy maravillosa.
Antes de salir por la puerta de la casa, Dan me toma de la nada y me planta un beso. Marcus, que estaba ahí con el correo en la mano, frunció el ceño y señaló a Dan.
--Te di permiso, hijo, pero no presiones.
Dan ríe antes de dejarme ir. Me alejo roja.


                                                                    
 




--¡Tienes novio, tienes novio, tienes novio!Canturrea Aisslin, dando saltitos de un lado a otro, con una sonrisa bobalicona en el rostro.
--No somos novios.
--Oh, cállateMe dice, tirándome una de sus almohadas con la bandera de InglaterraUstedes dos prácticamente lo hicieron en el sofá.
--Uh. Ni siquiera sé por qué te lo dije.
Ella sonríe más.
--Pues ni modo. Ya lo hiciste. ¡Y tienes novio, tienes novio, tienes novio!--Se levanta y empieza a saltar en la camaOh, Tess se va a enfadar mucho cuando lo sepa. La quiero, ya sabes, pero sabe cómo ser una perra.
Suspiro.
Si me hubieran dicho hace un par de meses que un chico estaba tras de mí y que hubiera dado mi primer beso, primero me reiría en su cara y luego le daría un golpe en los bajos. Después desaparecería de su vista.
  Pero ahora, es diferente. Ahora tengo a la hermana adoptiva de mi única amiga aquí queriéndome estrangular por ello.
--Es un asco.
--No te preocupesDiceNo dejaré que te muerda.
Río y bostezo. Miro la hora de mi celular. Son las doce, razón por la cual estoy muriendo. Generalmente me duermo temprano.
--Me voy. ¿Nos vemos mañana en la escuela?
Asiente y baja de la cama para acompañarme a la salida. Un mensaje me llega.

Buenas noches, guapa”.

Es de Dan. Tengo un nudo en el estómago.
Me gustaría que no fuera tan cursi, pero tengo que admitir que disfruto de ello.
  Entonces, choco contra alguien.
--Lo siento, yo…
Levanto la vista y él también. Veo su maletín caer, y supongo que es el padre de Aisslin. Nunca lo había conocido. Levanto la vista a su rostro, y yo…
Yo…
Yo-
Mis músculos se paralizan mientras sus familiares fríos ojos me observan. Ojos de una pesadilla, de miles de ella. Ojos que encerré detrás de una puerta roja.
  No. No puede ser. Porque Lauren, ella me dijo, ella… Me dijo que todos estaban en prisión.
Ella-
Ella haría cualquier cosa para hacerme sentir a salvo. Incluso aunque tuviera que mentir.
Sus ojos se agrandan en sorpresa y mis ojos se nublan por las lágrimas. Siento que me han golpeado en el pecho, y el miedo que me recorrió mucho tiempo atrás se apodera de mí.
  Aisslin toca mi hombro.
--¿Liv?
Su toque me quema, y antes de… nada, lo que sea, yo ya estoy corriendo hacia mi auto. Tardo en abrir la puerta porque mis manos no dejan de temblar y por ello las malditas llaves no paran de sacudirse.
Malditas. Estúpidas. Llaves.
El pánico crece aún más y golpeo la ventana trasera con tanta intensidad que el vidrio se rompe y… Mis manos.
 Están llenas de sangre otra vez.
Por un momento puedo saborear la sangre en mi boca, como lo hice muchas veces, y las voces de ellos hacen eco en mi mente.
Finalmente, abro la puerta, mientras escucho mi nombre en la boca de Aisslin. Pero no puedo.
 El padre de Aisslin. El padre de mi amiga.
No puedo mirarla a la cara.
Cierro la puerta detrás de mí y enciendo el motor.  Dos segundos después, estoy conduciendo lejos.
  Pienso en ir a casa, pero no puedo con la enferma preocupación de lo Carrington. Lo que necesito son respuestas. Respuestas de la persona que me mintió. Respuestas de Lauren. Porque necesito hacerla decirlo, y porque necesito también mi hogar. No el nuevo sitio en el que he estado, sino mi hogar real, el lugar en donde tuve paz por primera vez. El lugar donde me sentí a salvo.
  Pero supongo que estar a salvo y sentirlo son cosas realmente diferentes.
Nunca lo estuve. No realmente, con él ahí afuera.
Es cuando pienso en todas las otras niñas como yo que él pudo haber tomado ahora. O niños, o adultos, o lo que sea. Perritos, tal vez, no me importa.
  Realmente no puedo ver, no puedo dejar de llorar, y mis manos sangrientas están tan resbalosas que, una hora después o así, cierro los ojos un segundo y entonces…
Simplemente pierdo el control.
     Me gustaría decir que quedé inconsciente en el momento. A las personas les gusta pensar eso, ¿Sabes? En los libros y en las películas. Les gusta pensar que cuando hay un accidente automovilístico masivo la persona se desmaya y no siente tanto dolor.
  Pero yo aún estoy despierta.
Estoy despierta con cada parte de mi cuerpo en dolor, pero me he acostumbrado. Así que no grito. He gritado mucho antes así que ahora no lo hago. Simplemente soporto.
Soportar es algo que sé cómo hacer.
Quisiera salir del auto, pero no puedo mover ninguna parte de mi cuerpo.
Yo… Espero.
Soy buena haciendo eso.
Escucho las sirenas y espero que nadie haya muerto. Espero que Maggie no se enoje demasiado por arruinar su carro. Conseguiré un empleo y pagaré por el hasta que me muera, si vivo.
  Si sobrevivo esta vez.
Se me ocurre de repente que fue un milagro que Lauren me encontrara esa vez. Viéndolo, no he tenido otra cosa que buena suerte. Así que se me ocurre que esta vez no voy a salir bien parada. Tiene sentido.
  Mi cabeza me mata, y cierro los ojos.




-Sthep Stronger.

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