martes, 4 de diciembre de 2012

Mine, capítulo 51.


 Mine, capítulo 51: "Una hermana excepcional".

  --¡Estás aquí!
Lucas sonríe y me abre los brazos. Casi lo tumbo.
--Hola, preciosa... ¿Te pintaste el pelo?
Miro un poco hacia arriba y miro los mechones de pelo castaños que caen.
--¿Te gusta?
--Te ves muy bonita, pero... ¿Porqué?
--Cosas de hermanas.
Me mira unos segundos, y luego parece comprender.
--Pues te ves preciosa.
Le doy un golpe en el brazo y sonrío.
--¡Y tú tienes esa maña de no llamar cuando vienes!
Se inclina para darme un beso.
--Lo siento.
  Cuando se separa, sus ojos brillan.
--Ellie ha salido de Holey.
Abro la boca para absorber aire.
--¿Enserio?
--¿Sabes lo que significa?
Me tomo unos segundos antes de responder, balanceándome hacia atrás y hacia adelante.
--¿Que van a venirse aquí de nuevo?
 Sonríe más y asiente.
Y me vuelve a besar. O al revés: Yo a él.
   Una hora después yo estoy sentada en el sillón de la sala con Lucas acostado, utilizando mis piernas como almohada.
--¿Puedes creerlo?--Le pregunto.
--¿Qué cosa?
--Esto--Apunto, mientras acaricio su frente.
--¿Tú y yo?--Piensa unos segundos--Sí. Creo que sí.
Ladeo la cabeza.
--¿Crees?
--Después de decir esto no te culparé si me llamas cursi, pero cuando te vi... lo supe. Pero luego tu complicaste mucho las cosas y hubo un momento en el que pensé que realmente no terminaríamos así... Está bien. Deja de mirarme así.
   Suelto una carcajada.
--Sí, te pasaste de cursi. Pero fue bonito, hay que admitirlo.
 Hace una mueca y me inclino para besarlo. Pero como no, veinte minutos después el intenta ayudarme, lo que en mi idioma significa joderme:
--¿Ya leíste las cartas?
Ahora yo hago una mueca.
--Me dijiste que al menos lo intentara. Y lo hice. Fin del tema. ¿Tienes hambre?
  Me mira desde abajo y deja pasar lo último.
--¿Y qué decían las cartas?
Muevo la cabeza, impaciente.
--Eso, Lucas; Abre más las heridas. Ándale.
 Sus cejas se juntan.
--Lo siento. ¿Fue tan malo?
--Sí. Aunque, pensándolo mejor, lo peor pasó después: Fui al hospital a verlo y tuvimos una pequeña conversación dónde me dejó las cosas claras.
  El espera.
Levanto una ceja.
--¿En verdad necesito decirte como terminó?
--Lo siento. En verdad que sí.
Me encojo de hombros.
--Yo también.
--¿Qué vas a hacer con las cartas?--Dice después de unos segundos.
Suspiro y acaricio su frente con la punta de mis dedos.
--Tengo que librarme de ellas. Entonces podré respirar.
--¿Es lo que realmente quieres?
--Sí.
Sonríe.
--Entonces levántate.



--¿A dónde vamos?--Pregunto mientras él entrelaza sus dedos con los míos.
Él tiene mi caja llena de cartas bajo el brazo y me jala hacia el muelle.
--Vamos.
--¿Lucas? ¿Para qué demonios me traes al muelle?
--No te quejes. Ven.
  Me guía hasta que quedamos al borde. Miro hacia el agua cristalina.
--Muy bien. Estamos en el muelle. ¿Ahora?
Abre la caja y me da las cartas.
--Arrojalas.
Me quedo quieta por unos segundos.
--¿Que tu quieres que yo haga qué?
Me da un beso en la cabeza.
--Tíralas.
 Así que lo hago.
Cuando veo todas las cartas hechas bola en el agua, respiro hondo.
Y sonrío.




      Hoy es el funeral de mi padre. Significa que me visto con un vestido liso y negro que mi mamá me ha comprado el día anterior. Ella también tiene un vestido negro, el pelo recogido y unas perlas en su cuello. Algunas personas de mi familia como Sara, Laura, y la tía Mel están esperando por nosotras abajo, también vestidas de negro. Ésas personas que sienten el respeto antiguo por mi padre, quienes llegaron a conocerlo.   Miro a mi madre. Está haciéndome el peinado. Y no hablamos. Yo porque no tengo nada qué decir y ella porque está enojada conmigo por no sentir la muerte de mi padre.
   Sin embargo lo he intentado; Intenté buscar en mi cerebro la respuesta de qué siento por él. De por qué no estoy llorando. Llegué a la conclusión tiempo después: En verdad no lo conocí. Nunca supe quién era. Y me pregunto si mi madre lo hizo en el interior, en algún momento.
   Pero no es tiempo para preguntar.
Ella me pone un collar con un ángel en el cuello y yo pienso que parece que me preocupo mucho por estar bonita para el funeral. Como si yo hubiera sentido respeto por él. Mi primer impulso es quitármelo, pero no quiero cachar otra pelea. Ella me mira a través  del espejo, como si se hubiera dado cuenta.
   Oliver dijo que llevaría a Cariba al funeral sólo por un rato, me preguntó si podía llevármela a algún lado después, ya que él sabe muy bien que me marcharé tan pronto como pueda.
 --Es tiempo--Mamá dice.
"Por supuesto que sí", pienso.
Sólo espero que no se enoje mucho conmigo cuando me marche. Es una lástima que Lucas aún no esté aquí; Están arreglando unas cosas de la mudanza, y con el doctor de Ellie que vive en esta misma cuidad. Vendrán  es dos semanas. Sin embargo él me ha llamado hoy. Y cómo es muy paranoico sé que me llamará en una hora y media, más o menos.
   Cuando llegamos puedo distinguir a Scarlet sosteniendo a Cariba de los hombros mientras Oliver sostiene una de sus manos. Y ella está llorando. De nuevo. Sólo que esta vez son lágrimas silenciosas que corren por su rostro. Dios, me ponen jodidamente deprimida. Sin embargo me deprimo más aún cuando veo a las personas que conocían a mi padre. Todos sus viejos amigos, por increíble que parezca y sus familiares. Me refiero a tíos y tías y primos que no he visto en una eternidad. Como esa chica alta y morena que creo que se llama Sissy. Es una de mis primas, si no la estoy confundiendo. Pero para mí es un recuerdo lejano. Para mí no es real. No siento que sean mi familia. Es cómo si alguien me lo hubiera dicho y yo no tuviera idea; Son mi familia pero no tengo ni idea de quienes son. Lo peor del caso es que lo puedo ver todo; El árbol genealógico de mierda en mi cabeza: Mis tíos que no son mis tíos casados con sus mujeres, mis primas y primos que no son mis primos pero que me saludan cuando me ven, y los primos de esos primos, que vendrían siendo mis medios hermanos. Mi padre, esa mujer que no conocí; Oliver, Cariba. Y enseguida de Oliver Scarlet.
   Y luego estoy yo, en el medio del funeral de mi padre. La que sobra. El error.
Es una mierda. Así que me acerco a Oliver y le digo que me marcho. El suspira y le pregunta a Cariba si quiere ir conmigo. Y asiente.
Oliver me sonríe, feliz, por un momento y toma uno de mis mechones de pelo.
--Quién diría que serías una hermana excepcional.
Sonríe.
--Te queda muy bien--Coincide Scarlet.
--Gracias--Susurro, mientras me marcho.
  En verdad espero si estar haciendo las cosas bien.
--¡Lena!--Susurra mi mamá, pero en verdad es un grito. Todos la voltean a ver. Y me ven a mí, sosteniendo la mano de Cariba, marchándome del lugar.
  Ahora sí no me importa cachar una pelea.
Llamo a Luce para que venga a recogernos mientras me marcho a toda prisa.
--Está bien--Responde--Pero si no me dices porqué demonios te estás marchando del funeral de tu padre... Si no me dices porqué no me dijiste que tu padre se había muerto... Entonces te botaré, Lena. Enserio. Ya estoy cansada de que juegues a "Hay que esconderle cosas a tu mejor amiga".
 Accedo.
Y cuando cuelgo el celular, miro a Cariba, que me mira con cara de gatito abandonado.
--¿Porqué no estás llorando?--Susurra.
Me agacho, aún cuando sé que es probable que no pueda levantarme después con estos tacones que traigo.
--Escucha; Las cosas son diferentes. Tu tienes un recuerdo diferente de él del que yo tengo. Y no es malo--Miento--Pero son cosas que pasan.
--Oliver tampoco lloró--Apunta.
  Parpadeo.
--¿Qué les hizo?--Murmura.
--Él... fue... Fue una persona difícil.
Casi ni sé lo que le estoy diciendo. Aunque si lo pienso un poquito, fue muy acertado.
  Pero entonces la respuesta viene a mí. Choca contra mí, mejor dicho: No fui su única. Había muchas personas en su vida y me había olvidado a mí.
  Ese fue el problema: No hubo espacio para mí porque él ya tenía otros hijos.
Pero no estoy en condiciones de reprocharlo, porque ahora que ella está junto a mí, no desearía que ella no existiera.
 Y entonces otra cosa choca contra mí. Esto se está poniendo interesante.
Me doy cuenta de que me pasó lo mismo con Lucas que con Cariba; Dije no, pero una vez que estaban enfrente de mí, no pude dejarlo ir.
 ¿Significa que tengo que dejar de tener tantas reglas para mí misma? ¿De prohibirme tantas cosas?
Sí. La respuesta es sí.
La respuesta siempre ha sido sí, carajo.
   Se me olvida que la niña está enfrente de mí hasta que jala el tirante de mi vestido para llamarme la atención.
--Él siempre hablaba de ti.
Me quedo quieta un segundo.
--¿Y qué te dijo, corazón?
¿Y desde cuando yo le estaba llamando Corazón?
--Dijo que era muy bonita, como tú. Me prometió que algún día me llevaría a conocerte, pero tu nunca respondiste. ¿Porqué no respondiste?
  Se veía aún más destrozada.
--Porque era estúpida. Y no te voy a mentir; sigo siendolo. Meto la pata todo el tiempo. Y lo siento. Lo siento, Cariba. Pero las cosas ahora son diferentes. ¿De acuerdo?
  No me responde.
Diablos.
--Te quiero--Murmuro. Como si de pronto yo pudiera arreglarlo todo con esa--¿Ves? Me pinté el pelo. Porque te quiero.
Ella asiente, limpiando sus lágrimas y sonríe.
Por Dios, que ya deje de llorar. Me deprime.
--Yo también. Te ves muy guapa.
  Y la niña nunca deja de ser un amor con patas.
Me abraza, justo en el momento en que el auto de Luce llega y se estaciona enseguida de nosotras y de que mi madre sale y me llama por mi nombre, con tono de "Te voy a matar", así que me separo de Cariba unos centímetros de su cara para susurrar:
--Corre.
--¡Dios! ¡Te pintaste el pelo!--Grita Luce mientras ayudo a Cariba entrar al auto.


-Sthep Stronger.
  Pondré de corrido el capítulo final.

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